Sola en mi casa, leo en voz alta poemas de Teillier
y me impregno de su exquisita nostalgia.
Me sumerjo en ese mundo de rituales cotidianos,
Tan sencillos como sublimes.
Más de una vez estuve en esos pueblos desolados,
Donde crece pasto entre adoquines y tejas,
Y una casa humilde parece un templo
Embalsamada con un dulce perfume
a membrillos y manzanas de guarda.
Aquí siempre hay niños que cruzan potreros
Llevando o trayendo encargos:
Un gallo, un atado de poleo,
Un frasco con dulce de ruibarbo.
En esos míticos lugares, siempre habrá un desconocido
Silbando canciones misteriosas en medio del bosque,
Y rubias niñas pálidas estremecidas al oír el pitazo
Del último tren sin destino conocido.
También en esos pueblos hay bares,
Con amarga cerveza negra escurriendo en la garganta
Del último parroquiano,
Justo cuando unos caballos blancos
Cruzan raudos la vía férrea
Y se pierden en la niebla.
Carmen Grangier Sáez: ( ) Educadora de párvulos, nacida en Concepción.
Amante de la literatura en general y de la poesía en particular. Muchos años de
trabajo en diferentes talleres literarios. Publicaciones en revistas de poesía
y antologías poéticas de los talleres "Gredazul" e "Isla
Negra". Publicada en la Antología "Presencia femenina en la
literatura nacional", de Lina Vera Lamperein, Edit. Semejanza, Primera
edición 1994, Segunda edición 2008. Actualmente trabaja en su primer
libros de poemas.
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