Hablar de la
generación del 70, llamada tambien por algunos críticos y poetas como “Generación
del 80” o “Generación NN”, es hablar de muchos jóvenes poetas de aquella época que comprendieron
muy temprano que su proyecto de vida y
de pais se había truncado por el golpe de estado y la dictadura militar y como consecuencia de
esto algunos llegaron a sufrir directamente un exilio interior o se marcharon
fuera del país, cuando eran muy jóvenes, perdiéndose de esta manera los sueños
de los que habían participado o militado durante la época de la Unidad Popular.
Entonces los que
se quedaron comenzaron a expresarse en dicha época de dictadura, (bajo la
presión de la censura y como también se ha señalado bajo la presión de la
autocensura) a través de talleres
literarios, publicaciones de revistas artesanales, y sobre todo autoediciones de
sus obras, formando un verdadero tejido cultural subterraneo, absolutamente marginal
a la cultura oficial. La mayoría de estos poetas y artistas se agrupaban en peñas folclóricas, que habían formado los
amigos donde se podían reunir, y escuchar
alguna canción. Ese tipo de de actividad no tenían nada que ver con la bohemia
de los poetas del 50 o del 60. La Bohemia de los antiguos poetas, era un estilo
de vida, pero en cambio esta generación,
se articulaba en torno a verdaderos proyectos de resistencia cultural en dicha
época, para poder sobrevivir. No puedo dejar de mencionar a Pedro Gaete
recientemente fallecido, ex militante del Mapu y posteriormente militante
socialista, que se quedó en el país. Pedro formó la “Casona de San Isidro”,
Peña folclórica y cultural muy importante para la época, ya que recibía a
artistas o poetas ajenos al sistema, y que no tenían espacio en ninguna parte
para expresarse, como es el caso del poeta y musico Mauricio Redoles que le
dedico una famosa canción a Pedro Gaete, y como de tantos otros músicos que se
presentaron en dicho lugar entre los que podemos mencionar a: Hugo Moraga, Arak
Pacha, Patricio Liberona, Florcita Motuda, Isabel Aldunate, Santiago del nuevo
extremo, etc. En esa época los
poetas participaban en actos multitudinarios, sin ir mas lejos tenemos el caso del poeta
Erick Polhammer, recitando en el teatro Caupolicán su poema “Los Helicopteros”,
ante un publico que entendía claramente de lo que estaba hablando el poeta…… ya
que como se ha señalado ese poema se transformo desde su primera publicación en
la mitica revista “La bicicleta”, en un icono de toda esta generación.
Así, fueron de caracter marginal todas las publicaciones,
los talleres y las peñas de dicha época, que aparecían y desaparecían. Si
caracterizamos la mayoría de las obras de estos poetas, notaremos el predominio
de una poesía coloquial, irónica, caustica e irreverente que no podía definirse
exactamente como antipoesìa, a pesar de la cercanía que muchos tuvieron con Nicanor Parra. Los
poetas del 70 o del 80, fueron la generación perdida que no quiso ser tragada
por el sistema, y hablaron de una forma
u de otra en sus obras, del desarraigo, la nostalgia de los mundos perdidos, el
ejercicio de la ironía como arma arrojadiza, del amor trashumante entre varios
mundos, la utilización de la crítica, y
en muchos casos la adopción de una escritura marcada voluntariamente por una
terminología proveniente del estructuralismo, como se aprecia en muchos poetas
que participaron en mayor o menor grado de la escena de la neovanguardia
artística chilena, (que denominaba a todo aquel grupo de artistas visuales que
situaron su producción estética en esa época)
y es tambien a travez de la simbología del lenguaje que estos poetas adoptaron un dispositivo linguistico
que hablara de lo que no se podía hablar directamente en esa época, siendo (pongo
como ejemplo el caso de las poetas Veronica Zondek, Eugenia Brito, Soledad
Fariña, Carla Grandi, y Marisol Wexman) una poesía que denuncia la violencia ejercida sobre los
cuerpos.
Los poetas de
generaciones anteriores en nuestro país (sobre todo los de la generación del
50, del 60 y tal vez también la del 38) tenían un sentido de arraigo, de
pertenencia, por eso la poesía de Jorge Teillier, tiene el olor a nostalgia de
la infancia perdida. En cambio, la generación del 70 quedó en la tierra de
nadie, perseguidos por el régimen, viviendo en un país que ya no les
pertenecía, muchos permanecieron en exilio interior o se tuvieron que ir a
países distintos, como Alemania, Francia, Suecia, Italia, Union Sovietica, etc,
donde sin embargo continuaron haciendo revistas, editando sus propias obras y
creando instancias de difusión de otros poetas. Aquí pongo como ejemplo la
poesía de: Jorge Ragal, Erick Polhammer, Ricardo Wilson, Francisco Javier
Zañartu, Jorge Montealegre, Raul Zurita,
Teresa Calderón y otros mas, en todos ellos hay rasgos compartidos, pero por
sobre todo esta esa visión de no pertenencia y de crisis de ese extrañamiento.
Algunos poetas
obtuvieron más reconocimiento que otros, si mencionamos que varios de estos
poetas obtuvieron el Premio Pablo Neruda y que Raul Zurita obtuvo el Premio
Nacional de literatura, y que otros no solo no tuvieron ningun reconocimiento en vida sino que terminaron en el suicidio. La mayoría de los poetas de dicha generación tienen
libros autos editados, en
ediciones limitadas y publicaciones en revistas, que en su momento circularon
en forma mimeografiada y fotocopiada y
que ya desaparecieron.
Es hora de
rescatar a los poetas de dicha generación, como aporte a la historia del Chile
de una época, para que ya no sean la generación pérdida después de la dictadura.
Como decíamos muchos de estos poetas se marcharon del país muy jóvenes hacia el exilio y pronto comenzaron a incorporar en su poesía, giros idiomáticos, valores y culturas distintas a la nacional, llegándose a una poesía que expresa en un verdadero mestizaje cultural sin dejar de ser chilena. En el poema “exilio” de Jorge Ragal, texto perteneciente a su libro “Chicles Calientes”, se explica muy bien el proceso del desexilio de los poetas de la generación que volvieron:
“Los viejos amigos vuelven a casa.
Traen en sus maletas hermosos libros
Hechos a mano.
Un festín de sueños y mordiscos.
Otras fiebres los han contagiado.
Otros nombres de mujer.
Michelle, que bailaba en París
Y viene a caminar a estas playas.
Estos poetas respiran otro aire.
Hablan en múltiples idiomas.
No recuerdan giros criollos.
Garabatos de adolescencia.
Los viejos amigos quieren morder esta carne.
Sus hijos quieren volver a casa.
Como vemos, en
este poema de Jorge Ragal se agudiza el sentido de desarraigo y conflicto con el propio país. Así
, la poesía de dicha generación expresa
un sentimiento de nostalgia también hacia
los países que los habían acogido y que luego tuvieron que dejar al volver,
sentimientos de no pertenencia a ninguna parte, conflictos entre los padres que
volvieron y sus hijos que ya no pudieron
integrarse y se devolvieron al extranjero, y como dice Jorge Ragal, son poetas
que se embebieron en otros libros, hechos a mano, que hablan en otros idiomas,
incluso mejor que en el propio, que se expresan en un mestizaje cultural, que a
lo mejor su poesía expresa la nostalgia de la pérdida de otras patrias ajenas a
la propia. Son todos poetas de la misma generación, todos con la misma idea del
lenguaje coloquial, critico, irónico y desarraigado, e incluso rebelde con la
propia patria, aun después de la dictadura. No podemos dejar de recordar la
poesía de Germán Rojas, poeta cultivado en Italia, donde transcurrió gran parte
de su vida, y donde quedó parte de su familia, en su obra también esta el ansia
de recuperación total del espacio geográfico y afectivo. Hemos mencionado a
algunos miembros de esta generación, pero seria incompleto este articulo sino
hacemos mención a otros poetas de esta generación cuyas obras son capitales al
momento de hacer mención a esta generación perdida, estos poetas serian:
Rodrigo Lira, Roberto Bolaño, Cecilia Vicuña, Antonio Gil, Barbara Delano,
Carlos Alberto Trujillo, Gustavo Mujica, Claudio Bertoni, Radomiro Spotorno,
Javier Campos, Leonora Vicuña, Jose Maria Memet, Diego Maqueira, Carlos Cociña, Clemente Riedeman, Bruno Montane, Eduardo Llanos,
Esteban Navarro, Elvira Hernandez, Tomas Harris, Jose Paredes, Alvaro Ruiz,
Armando Rubio Huidobro, Aristoteles España, Alicia Salinas, Alejandro Jara,
Cristian Vila, Carmen Gloria Berrios, Cristobal Santa Cruz, Gregory Cohen,
Cristian Warken, Elicura Chihuailaf, Egor Mardones, Eduardo Correa, Felipe
Tupper, Erwin Diaz, Fernando Viveros, Gonzalo Muñoz, Guillermo Valenzuela,
Gonzalo Santelices, Juan Solis de Ovando, Jordi Lloret, Hernan Meschi, Horacio
Eloy, Isabel Gomez, Juan Miguel Arteche, Jaime Lizama, Jily Verteux, Jorge
Loncon, Jorge Ramirez Avila, Luis Correa Diaz, Marina Arrate, Mauricio Electorat,
Mauricio Barrientos, Natasha Valdes, Ricardo Cuadros, Roberto Merino, Santiago Elordi,
Gonzalo Millan, Juan Armando Epple, Eduardo Parra, Manuel Alcides Jofre, Julio
Piñones Lizama, Juan Cameron, Miguel Vicuña, Carmen Berenguer, Hernan Miranda
Casanova, Antonio Arevalo, Tito Valenzuela, Gustavo Adolfo Becerra, Sergio
Mansilla, Juan Forch, Paulo de Jolly, Francisco Casas, Carlos Decap, Andres Morales, Alexis Figueroa, Lila Calderon entre otros.
Juan
Enrique Piedrabuena Ruiz-Tagle: (Santiago de Chile, 1951). Abogado y Magíster
en Administración de Empresas. Vivió en Barcelona (España), entre 1973 y 1997,
donde participó en el grupo literario “L` Ocell Radiant”, en la Floresta, Sant
Cugat del Valles, Barcelona, España), y en su revista homónima. De vuelta en
Chile ha participado en algunos grupos Literarios y además en el Taller de
poesía "El Caleuche" dirigido por la poeta Tatiana Olavarria en la
SECH. Miembro de la APOC Asociación de Profesionales Catalanes.
Es
además uno de los editores de la Revista literaria "Joan Brossa".
Actualmente trabaja en su primer libro de poesía: "Poemas del
desarraigo" (Prologo de Rodrigo Verdugo).
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